domingo, 25 de marzo de 2012

Capitulo 2. Nueva ciudad, nuevo apartamento...mismo hermano.

Este lugar es más grande y lindo de lo que es por fuera.
Me recibió un pequeño pasillo, después a la izquierda un lindo salón con un televisor y muebles. Las paredes tienen un cálido color beige, los muebles y distintos detalles, en color marrón oscuro, sencillo pero sofisticado; a la derecha una puerta que te guía a una pequeña cocina con estilo rustico, muy linda a mi parecer, los muebles son en un color crema y hay una pequeña mesita donde bien podemos comer cómodos Thomas y yo (si es que le antoja comer con su hermana) y justo en frente, escaleras de color beige con acabados de madera marrón oscuro y a un lado un corredor que te guía al baño principal.
Me asegure de que mis maletas estuvieran en la estancia y subí las escaleras con la caja en manos. Me detuve ante la primera puerta que tuve en frente, di unos leves golpes y abrí.

-¿Qué quieres?-preguntó Thomas con su ya tan común frialdad de siempre.
-Linda habitación-dije admirando todo.
 


Habitación: tercera imagen

-¿Qué es lo que quieres?-ignoró mi cumplido de hace unos segundos.

-Bueno, no se cual es mi habitación, tal vez podría ser esta, pero veo que no.
-Es la última puerta. Ya lárgate-dijo y siguió con lo suyo.

Cerré la puerta y me dirigí a la última de ellas. Note que una puerta divide la mía de la de Thomas, y supuse que siendo solo dos habitaciones ese debía ser el segundo baño.
Llegue a mi puerta y la abrí.
Esperaba una habitación divinamente decorada como la de Thomas, no esto. Una habitación prácticamente sin vida, muebles con diseño rustico de color crema, paredes en un amargo color azul (para colmo azul) una cama sencillamente decorada con un conjunto de sabanas blancas, una gran ventana con persianas, un televisor y… ¡Ah! No, esperen ¡ESO ES TODO!

-Maldita sea, esto es horrible-bufe con decepción-Después lo arreglare.

Deje la caja sobre la cama y baje las escaleras. Subí mis maletas una por una hasta que al fin todas estaban en la horrible habitación.

-Ok, acomodemos todo.

Saqué uno de los cajones del ropero lo puse sobre la cama y comencé a sacar toda la ropa de mi maleta para después meterla dentro del cajón.

Ya todo listo y guardado salí de mi habitación.

-Un recorrido no estaría mal-hable para mí misma.

Me dispuse a recorrer el apartamento. Omitiendo por completo entrar a la habitación de Thomas, que bien es obvio tengo prohibido entrar. No me lo ha prohibido, pero no tardara en hacerlo.
El lugar es más grande de lo que se ve por fuera. Las habitaciones son grandes y espaciosas todo es muy lindo con un buen gusto en decoración (a excepción de mi habitación).
Unos ruidos provenientes de lo que bien debe ser uno de los garaje (hay dos de ellos uno para el auto de cada alumno que habita el lugar. Cierto, no tengo auto)
Gracias a que la casa tiene puertas que conectan con cada uno de los garaje pude entrar con facilidad.

-¿Qué haces?-pregunte a mi hermano.
-Verificando que todo esté bien con la camioneta. Lárgate y déjame trabajar.
-Lo siento, no te molestes.

No tiene ningún derecho a hablarme así, pero no quiero hacerlo enojar. Con el paso del tiempo aprendí que no es bueno hacerlo enojar.

-Deberías descansar. No lo has hecho desde que partimos de Berlín. Tampoco lo hiciste cuando paramos a comer en la ciudad.
-¿Y qué?-dijo indiferente.
-Se te nota agotado. Descansa-sugerí.
-¿Me estás dando órdenes?-dejó su trabajo de lado y me miro con enfado.
-No, no, no. Solo…solo era una sugerencia-aclare aterrada de lo que pudiera hacerme.
-Bien, ya lárgate.

Así lo hice. Siempre tengo que acatar sus órdenes o atenerme a las consecuencias.
Entre a la cocina, mire en la alacena. No hay nada más que botellas de agua. Tome una y la lleve hacia mi boca. Bebí lento…tan lento que transcurrieron alrededor de 7 minutos y ni la mitad del agua llevaba bebida.
Escuche entrar a mi hermano a la cocina pero no hice gran caso de ello. 

-¿Cómo está todo con la camioneta?-pregunte mientras sacaba una botella de agua y se la pasaba-
-Todo bien-se sentó en una de las sillas del comedor mientras bebía de la botella. Se le ve cansado debería descansar fue un largo viaje y no ha hecho más que dormitar.
-Mmm-dude antes de seguir pronunciando palabra, debo analizar todo lo que diré ante él…es difícil la comunicación-cuando entre a tu habitación…
-¿Entraste a mi habitación?-me miro y me fulmino con la mirada…es aterrador, me llena de pánico.
-Lo hice cuando te pregunte por mi habitación. No lo he vuelto a hacer.
-Bien.-dejo la botella vacía, se puso de pie dispuesto a marcharse y dejarme sola…de nuevo.
-Oye, yo me preguntaba…bueno cuando entre a tu habitación…no sé.
-Habla.-se recargo en la pared y cruzo de brazos.
-Cuando entre a tu habitación…note que está muy linda-lo mire esperando un ‘‘gracias’’ o algo por el estilo por el mínimo alago que le hice, pero como es de esperarse no recibí nada-y cuando entre a la mía esperaba…
-Algo mejor.-termino mi oración-Confórmate con lo que tienes.
-¿Pero cómo es que la tuya es tan…genial?
-Simplemente la decore a mi gusto.
-¿Podemos hacer eso?-rodeó los ojos ante mi pregunta.
-Cada alumno decide si se queda o no con los muebles que el instituto asigna; que son los que tu tienes ahora, en caso de que el alumno los rechace tiene que comprar o traer sus propios muebles y entregar los de la Universidad-me explico.
-Genial. Podre remodelar esa horrorosa habitación. ¿Podrías tal vez mañana llevarme a la ciudad a conseguir cosas para mi habitación?-pregunte esperanzada y esboce una leve sonrisa, sabiendo que se negaría.
-¿Por qué abría de hacerlo?-pregunto indiferente.
-Pues porque… ¿soy tu hermana?-poco le interesa que lo sea.
-Por favor-rio sínicamente y suspire.
-Pero no tenemos provisiones, no hay nada en la alacena tenemos que comprar comida.
-¿Te importa?-lo mire extrañada.
-¿De qué hablas?
-¿De verdad te interesa que no tengamos comida? -alzo una ceja.
-Claro.
-En ese caso iremos mañana a la ciudad a comprar lo necesario.
-¿Me llevaras a comprar lo de mi habitación?-lo mire con un brillo en los ojos.
-Quizá.-todo quedo en silencio, silencio que segundos después fue interrumpido por una risilla de parte suya.
-¿De qué te ríes? 
-De ti.-siguió riendo.
-¿De mi? ¿Por qué?-Es normal que se ría de mi, no conmigo.
-Como si de verdad te interesara la comida, ¿para que la querrías si después la vomitas? Claro, la necesitas para tener tus atracones, solo eres una estúpida bulímica-salió de la cocina entre carcajadas.

¡Crush! Los pedacitos de mi corazón que tanto me costó reunir, desde la última vez que el imbécil me lastimo, se rompieron aun más. Sin darme cuenta los ojos se me aguaron, las lágrimas corrían y no había quien las detuviera. Entre sollozos me pregunte. ¿Por qué? ¿No le bastó con lastimarme brutalmente ya una vez? Le gusta verme sufrir.
Que mi hermano no tenga sentimientos no significa que yo igual carezca de ellos.
He llorado mares enteros por su culpa. Su inexplicable odio hacia mi es intolerable y doloroso...y recordar que hace años las cosas eran tan diferentes.
 
                      

No hay comentarios:

Publicar un comentario